domingo, 9 de octubre de 2011

Ensayos para conversar (1 Piso)

Ensayo

Carlos Jiménez Caballero
7 octubre de 2011

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Este ensayo tiene que ver (de alguna manera) con las primeras lecturas de La verdad en Pintura de Derrida, que constituye un esfuerzo de desconstrucción de la teoría de los juicios de gusto, (la tercera Crítica), de Kant.
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Conocí a Raúl Moreno en el año 2000. Era el más destacado activista juvenil de Ciudad Kennedy, en Bogotá. Era imprescindible contar con él, pero hacerlo costaba cargar con un asunto similar a un tartamudeo producido por su idea del orden. Raúl escribía sus compromisos en un cuaderno, inspirado en el deseo de cumplirlos. Pero Raúl quería romper con el pensamiento lineal; para lograrlo, al anotar los compromisos abría su cuaderno en cualquier parte. El resultado era que Raúl tenía dificultades para cumplir, quería pero no podía; a cambio de operar linealmente tartamudeaba su existencia de activista político. Era el mejor. Lo sigue siendo y ahora es un músico profesional: usa los cuadernos como corresponde.
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Estuve de visita en Universum, un “museo interactivo” de la UNAM. Recorrí con desesperación varias salas, abarrotadas de “experimentos”, todos ellos estructurados bajo el esquema lineal de pregunta-respuesta correcta. Asfixiante. Solo me sentí bien cuando, en el pabellón de la sexualidad, llegué a una esquina dedicada al erotismo en el arte mexicano. Refrescante. Ninguna respuesta. Solo sugerencias, seducciones, intuiciones, posibilidades abiertas. Preguntas al cuerpo que no tuvieron respuestas; afortunadamente, ¡qué placer¡
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¿Cómo leer sin tener preguntas? ¿Qué me dice un texto si nada le pregunto? O, ¿si no sé qué preguntarle? ¿Exponerse a las letras? No sé qué es esto. Parece que tampoco interesa que lo sepa.
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¿Desconstruir la linealidad del lenguaje? Me parece que la linealidad es propia de la consciencia. Que la cuestión es la consciencia invariablemente lineal enfrentada a la pluridimensionalidad de lo real. Entonces, se puede tratar de dar algunos pasos atrás y buscar un pasaje, no a través del lenguaje, sino subvirtiendo la consciencia misma. Habrá que considerar: (i) prácticas indígenas que sugieren que esto es posible; (ii) que la locura sería, no un camino, sino la evidencia de que hay senderos ciegos y/o pasajes fallidos, lo que no quiere decir que no se pueda pasar a “otros” estados de percepción y consciencia.
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¿El lenguaje es lineal? Me parece que, con más precisión, habría que decir que es escamoso y con agujeros. Por ello, porque es escamoso y tiene agujeros (es de lo que se ríe quien consume mota), es posible la desconstrucción, que parece ser el intento de llevar el lenguaje a su límite de coherencia (argumentalmente lineal y completamente lleno) y entonces pretender romperlo, pero sin salidas, por lo cual invariablemente se restaura.

1 comentario:

  1. Claro, la deconstruccion es un juego continuo con el lenguaje. Mas que una denuncia a determinado postulado o discurso, la deconstruccion es una denuncia a la discursividad misma, al lenguaje mismo como sistema.

    Pero es preciso hallar esos puntos de fuga del lenguaje, esos "agujeros negros" que demuestran sus fallas, sus contradicciones y sus paradojas en sus enunciados.

    Buen fragmento

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